viernes, 13 de septiembre de 2013

"La raja" estar de paso por Santiago

Camila, a la que recordaréis por un artículo que escribió hace algo más de un mes, ha vuelto a compartir con nosotros un artículo sobre sus compañeros sobreviviendo al lenguaje chileno. Os dejo con su historia:

Catalina (Colombia) y Thomas (Francia), llegaron a Santiago hace poco más de 6 meses para comenzar una experiencia con Start Up Chile.

Su estadía en este país está marcada por dos aspectos opuestos: 1) las dinámicas multiculturales en el clima de trabajo y 2) la cotidianidad de una nueva cultura en sus tiempos libres. Y es que el programa de gobierno que apoyó su emprendimiento Escapar, también apoyó los de otros 99 equipos de trabajo de todo el mundo, que conforman la sexta generación de iniciativas ganadoras.

Para contextualizar un poco antes de avanzar, Start Up Chile lleva 3 años convocando a algunos de los más innovadores nuevos empresarios alrededor del mundo, para que lleguen al país e implementen su idea. El programa les brinda el financiamiento y, la contraparte, es la de enriquecer el clima de emprendimiento nacional mediante conferencias, charlas y otras actividades con estudiantes y empresas chilenas.
Así que este grupo de cientos de jóvenes que se arriesgaron con alguna loca propuesta, trabajan juntos en un espacio donde día a día se entremezclan tantas ideas como idiomas y experiencias. Catalina y Thomas pasan sus días junto a colegas de China, Venezuela, Brasil, Estados Unidos, España, Inglaterra, Argentina, India, Estonia, Tanzania…

El idioma que predomina entre ellos es el inglés, pero cuando salen a la ciudad todos tienen que comenzar a comunicarse con cientos de chilenos que hablan a mil, con dichos rarísimos y una pronunciación muy poco ceñida a la ortografía. “¿Cómo vai?” “¿Cómo estai?” “¿Cachai?” y todo muy ai, es uno de los modismos que más les llama la atención.
Para Catalina, llegar a una tienda y que luego de hacer su pedido le pregunten: “¿Qué más?” no es más que un demostración de confianza y amabilidad a la cual no duda en responder: “Bien gracias, ¿y usted?” Pero no, resulta que no le están preguntando “¿Cómo estai?”, sino que el señor quiere saber si desea pedir algo más. Por suerte, esta vez no comenzó el diálogo diciendo “¿Me regala una botella de vino?”, que es la típica expresión que cualquier colombiano utiliza cuando quiere pedir algo, porque entonces sí que no se hubieran entendido desde el principio, como le ha pasado ya en algunas ocasiones.

Además, otro dicho que se utiliza mucho en su país, al igual que Ecuador, Venezuela y otros países de Centroamérica, es “¡qué CHÉVERE!”. Parece ser que al escucharlo los del sur, inmediatamente les causa risa; pero ¿cómo más expresar que algo es muy bueno, divertido, emocionante o todas estas cualidades al mismo tiempo? Pues resulta que en Chile, la expresión adecuada es “filete” o “la raja”.
En Start Up Chile nadie se ha adaptado mucho a estos dos dichos, aunque hay otros que ya se escuchan por los pasillos: “¡Hagamos esto al tiro!” o el cuasi sufijo endémico “po” al final de cualquier oración. Lo hacen a manera de broma, claro está, pero ese tipo de bromas tienden a convertirse en costumbres que muchos se llevan de regreso a sus países, deliberadamente, como un recuerdo de buenos tiempos.

En este tipo de experiencias de vivir en otro país, siempre suele pasar que hay una palabra que no debemos decir, pero que tenemos tan incorporada, que seguimos metiendo una y otra vez la pata. Digamos que en la caso de Catalina es más chistosa que grave, pero le ha pasado unas cuantas veces cuando pedía un “pitillo” en un restaurante, esperando recibir una bombilla o pajilla, sin saber que estaba pidiendo una sustancia… como diríamos… controversial e ilegal.
Y “no po weon”, así no se dice y tuvo que acostumbrarse, como a muchas otras cosas que vienen con el cambio y que no cuestan tanto. Por su parte, Thomas adoptó la costumbre de decir “ya” en lugar de “bueno” o “listo”, tan solo porque le parece más fácil y listo.

Seguramente, después de su regreso ellos dos también terminarán algunas de sus frases con “po” y sonreirán después de hacerlo. O por error pedirán una bombilla en el restaurante y los mirarán con cara de: “estos de dónde vienen”. No les tomará mucho tiempo a acostumbrarse de nuevo, pero siempre será divertido volver a hablar con un chileno y revivirlo todo de nuevo.

Escrito por Camila Franco de http://escapar.cl

2 comentarios:

  1. Síiii....es verdad!
    Me identifico mucho con ese post.
    Bueno, soy brasileña y estudio español en Brasil. Asi que me encanta las expresiones y costumbres hispanicos. Este año he pasado 5meses en Chile en intercambio, y ahora mi español es mas chileno que nunca. Pero, despues de algunos meses que regrese ya siento nostalgia del tiempo vivido allá, principalmente de la lengua hablada allá, cachai?. A pesar de que pueda hablar español en las clases que doy, no lo puedo hablar tal cual el chileno, por en general ser un vocabulario muy especifico y no usual en otras partes, a vecees llevando a mal entendidos. Como olvidar del "cancelar" para "pagar", o el "cachai", "tomar la micro", "al tiro", "caleta", "guagua", "guata", "fome"....aahhh cada palabra es una historia que viene a la mente!
    Inolvidable la vida en chile!

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    1. Cierto, el artículo de Camila es muy bueno, es fácil que se sientan representados chilenos que ya no están en el país o extranjeros en Chile.

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